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Sobre la autonomía y movilidad funcional

Empleamos el término de Actividades de la Vida Diaria (AVD) para referirnos a todas las acciones que realiza una persona desde que se levanta hasta que vuelve a levantarse al día siguiente. Dentro de estas actividades encontramos: actividades básicas (vestirse y desvestirse, alimentación, movilidad funcional, uso y cuidado de productos ortoprotésicos, etc.); actividades instrumentales (cuidado de otras personas, uso de herramientas de la comunicación, cuidado de la salud, etc.); descanso y sueño; educación; trabajo; juego; actividades de ocio; y actividades de participación social. El desempeño satisfactorio de las AVDs está relacionado con el bienestar personal ya que, a mayor nivel de independencia personal y autonomía en el desarrollo de estas actividades, se entiende que la persona disfruta de un mayor grado de bienestar y calidad de vida.

Si nos centramos en la movilidad (nuestra capacidad de desplazamiento para poder realizar las actividades de la vida diaria), se trata de una actividad básica y, además necesaria para desarrollar muchas de las actividades instrumentales a las que nos enfrentamos cada día. También la necesitamos para acudir al trabajo y poder realizar obligaciones de carácter productivo, en muchas ocasiones es esencial para desarrollar actividades de ocio y es imprescindible para la participación activa en la sociedad. Cuando la capacidad para mantener la bipedestación y la deambulación se ven alteradas por cualquier afectación, se hace necesario el uso de un producto de apoyo como es la silla de ruedas. Su uso aporta a la persona la posibilidad de moverse según su voluntad, facilitando la participación en actividades y el mantenimiento de los roles adquiridos.

La silla de ruedas suele prescribirse en tres tipos de casos: personas que únicamente pueden caminar distancias cortas (por ejemplo, lesiones medulares bajas incompletas), personas cuya disfunción física fluctúa en el tiempo (enfermedades degenerativas) o cuando la disfunción física impide por completo deambular (lesiones medulares completas, parálisis cerebral, espina bífida, distrofia muscular, etc.). Es importante tener presente que el objetivo a la hora de adquirir una silla de ruedas es conseguir una movilidad eficiente, que lo convierta en una actividad funcional y como un objetivo productivo. La persona con movilidad reducida debe poder desplazarse sin demasiado coste energético y reservar esta energía para el resto de actividades que desee hacer durante su día.

En Rodem sabemos que es fundamental conocer, en todos los casos, las características de la persona y la de su entorno (accesibilidad en el hogar, tipo de calzada, ayuda de terceras personas, etc.) para conseguir el perfecto ajuste entre la persona usuaria y la silla de ruedas que mejor se adapta a su estilo de vida y necesidades. Además de las medidas del usuario y el análisis de su entorno, en Rodem llevamos a cabo tres evaluaciones:

  • Evaluación física: se recogerán datos sobre el diagnóstico y pronóstico de la persona susceptible de usar una silla de ruedas. Será importante considerar aspectos como la fuerza, posicionamiento y estabilidad; dichos aspectos ofrecen información acerca de si la persona podrá ejercer la suficiente fuerza para salvar obstáculos, auto-propulsar la silla durante largas distancias, grado fatiga muscular, patologías asociadas, etc.
  • Evaluación cognitiva: se recogerá información acerca del grado de seguridad para manejar la silla. Debe valorarse la capacidad para orientarse espacialmente y para resolver problemas que pudieran surgir durante su uso, sobre todo en el medio urbano (salvar obstáculos inesperados, cruce de calles y semáforos) y especialmente cuando la persona va a utilizar una silla de ruedas eléctrica.
  • Evaluación a nivel perceptivo: se deberá comprobar la respuesta de la persona usuaria ante la movilidad de la silla en distintos entornos (desnivel en la calzada, suelos rugosos, suelos deslizantes, etc.).

Siguiendo estos puntos básicos para una adecuada elección de la silla de ruedas y conseguir la mayor movilidad funcional posible, desde Rodem abogamos por una atención individualizada, donde trabajamos tanto con la propia persona susceptible del producto de apoyo, como con su terapeuta ocupacional o fisioterapeuta y con el servicio de medicina especialista; tratando de ofrecer la mejor opción a cada cliente, abarcando cada caso de manera única. Es importante saber identificar los movimientos funcionales que tiene cada persona y darles un uso productivo, acorde con los intereses personales y posibilidades que le ofrece el entorno que le rodea.

Más información:
Sillas de ruedas eléctricas
Sillas de ruedas manuales

Autora:
Cristina Amorós Robles (Técnico en ortoprotésica y Terapeuta ocupacional)

Fuentes:
Imágenes: Kevin Phillips en Pixabay, Elevate en Unsplash y Rodem Ortopedia

Archivado en: Ayudas técnicas, Destacados, Ortopedia, Productos, Social, Subvenciones

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